El pasado sábado, el Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot fue el escenario de un emotivo concierto que dejó una profunda impresión en los corazones de los asistentes. Robi Draco Rosa, un ícono de la música, regresó después de seis años sin presentarse en la isla para ofrecer su espectáculo «Mysticus». En una noche que fusionó la nostalgia con la vitalidad del presente, el artista nos llevó a un viaje musical inolvidable.
Desde el primer acorde, Draco Rosa dejó claro que este concierto no sería uno convencional. El escenario se presentó en una forma vertical, y los visuales transportaron a la audiencia a un mundo místico y futurista que rompía con las expectativas tradicionales del «Choliseo». No hubo una estructura cronológica rígida en su repertorio, lo que permitió a Draco explorar la diversidad de estilos que ha caracterizado su carrera.
Con sus primeras palabras, Draco Rosa hizo que el público se sintiera especial, expresando cuánto anhelaba este momento. Inició la velada con una selección de éxitos que calentaron los corazones de los presentes, interpretando canciones como «Más y Más», «Penelope», «Passion» y «Lifeless Clown». Este primer bloque musical fue un regalo para los fanáticos y demostró su habilidad para entregar una actuación apasionada.
Luciendo un sombrero, gafas de gran tamaño y una pequeña capa, Draco creó una atmósfera mística en sus interpretaciones. Este atuendo peculiar fue el preludio de un viaje musical de cuatro décadas. Sin embargo, el espectáculo dio un giro sorprendente cuando el artista se despojó de estos elementos y encantó a la audiencia con canciones que marcaron el comienzo del nuevo milenio, como «Dancing in the Rain», «Noche Fría» y «Lie Without a Lover».
Draco Rosa no tuvo miedo de explorar su diversa trayectoria musical, incluyendo su tiempo con la banda Menudo. Además de su habilidad vocal, el artista demostró su carisma al interactuar con la audiencia, asegurándose de que todos disfrutaran de la velada. Al rendir homenaje a su pasado en Menudo, Draco recordó que su temporada en la banda juvenil fue «gloriosa» y agradeció a sus fanáticos por el apoyo inquebrantable.
El viaje musical también nos llevó al pasado de Draco como parte de «Maggies Dreams», una banda de punk rock estadounidense. «Love and Tears» resonó con la misma pasión que en sus primeros días. El artista celebró su contribución a la música al interpretar éxitos que compuso para estrellas como Ednita Nazario y Ricky Martín, como «Más Grande que Grande» y «Living la Vida Loca».
La influencia del Caribe en sus composiciones se hizo evidente cuando entonó canciones como «María», «La Copa de la Vida» y «Bomba», todas populares gracias a R.Martín. La energía en el recinto era contagiosa, y los fanáticos se entregaron por completo al espectáculo de este multiinstrumentista talentoso. Después de un breve intermedio, Draco Rosa regresó al escenario vestido de blanco y recordó con alegría éxitos como «Paraíso prometido», «Como me acuerdo», «Blanca mujer» y «Quiero vivir».
Cada canción parecía llevar a la audiencia a un lugar especial en sus recuerdos. El clímax del concierto llegó con «Esto es vida», «Mis amigos» y «Mad Love», junto con un medley que incluyó «Madre Tierra» y «333». Los espectadores seguían inmersos en la música, disfrutando de cada nota y cada palabra. El último tramo del concierto fue un viaje por la carrera de Draco, con sus éxitos «Vagabundo» y «Amantes hasta el fin».
La audiencia estaba completamente entregada, aplaudiendo y coreando cada canción. Al final, Draco Rosa quiso dejar un mensaje sobre la importancia de la libertad de elección. Con una mezcla de organicidad y simplicidad, culminó la noche con «Cuándo pasará» y «En las horas más tristes», dos canciones que dejaron una huella emotiva en el público.
Lo que ofreció a sus fanáticos fue más que una simple velada musical. Fue un viaje a través de cuatro décadas de música, un tributo a sus raíces y a su evolución como artista, y un recordatorio de que la música puede conectar con lo más profundo de nuestros corazones. Robi Draco Rosa cumplió su promesa de una noche inolvidable, una velada digna de su legendaria carrera.