Pedro Capó | v: @eliaschristie
El Coca-Cola Music Hall fue escenario de una velada construida desde la pausa, la memoria y el respeto por la canción. Pedro Capó presentó Melodías del Recuerdo como una propuesta que se apartó del espectáculo convencional para apostar por la escucha atenta y la emoción contenida. Desde el inicio, el público respondió con una actitud poco común en recintos de gran formato: silencio, atención y una disposición clara a dejarse llevar por la experiencia.

Capó apareció en escena vestido con una chaqueta color vino, elegante y sobria, con detalles dorados que resaltaban bajo una iluminación cálida y cuidadosamente diseñada. La imagen fue coherente con el concepto del concierto: clásica, madura y sin excesos. Abrió con “Obsesión”, marcando de inmediato el ritmo pausado de la noche. Le siguieron “Madrigal” y “Historia de un Amor”, interpretadas con un cuidado especial por la letra y el fraseo, mientras el público escuchaba con respeto, evitando interrumpir el momento.
Las intervenciones del artista fueron breves y precisas. “Gracias por estar aquí para recordar conmigo”, expresó en uno de los primeros silencios, estableciendo el eje emocional del concierto. La atmósfera bohemia se fue afianzando con cada canción, sostenida por arreglos sobrios que permitieron que la voz se mantuviera como protagonista sin imponerse.
“Perdón”, interpretada junto a la invitada Adryanna Muller, se convirtió en uno de los primeros momentos destacados de la noche. La colaboración fluyó con naturalidad, sin protagonismos forzados. Al finalizar, Capó comentó que cantar acompañado es un acto de confianza, una reflexión que resumió el espíritu colaborativo del espectáculo. El repertorio continuó con “Sombras Nada Más” y “Contigo en la Distancia”, interpretaciones que reforzaron el carácter íntimo de la velada.
Pedro Capó | v: @eliaschristie
Uno de los segmentos más significativos fue el homenaje a Bobby Capó, figura fundamental de la música puertorriqueña y abuelo del artista. Este momento no se presentó como un tributo distante, sino como parte viva de la narrativa personal del concierto. “Piel Canela” provocó una reacción inmediata del público, que respondió con sonrisas y aplausos cálidos. “Sin Fe” permitió una breve reflexión sobre la vigencia de estas composiciones dentro de la memoria cultural del país, mientras que “Así Era Mi Padre” fue interpretada con contención y respeto, sin recurrir a dramatismos innecesarios.
El segmento continuó con “El Negro Bembón” y “El Jarro Pichao”, incorporando matices distintos sin romper el tono general del concierto. El cierre llegó con “A Mi Manera”, interpretada junto a Fofé, en una colaboración que integró estilos y generaciones de forma orgánica, manteniendo la coherencia del concepto.
La parte más íntima del espectáculo se desarrolló con una reducción notable en la intensidad de las luces y los arreglos. “La Última Copa” fue interpretada con especial sensibilidad, seguida por “Silencio”, junto a iLe. Durante esta última, el Coca-Cola Music Hall permaneció completamente callado, sin distracciones ni interrupciones. Fue uno de los momentos más elocuentes de la noche, donde la atención del público habló tanto como la música. Al concluir, Capó recordó que el silencio también forma parte de la experiencia musical.
El tramo dedicado a Puerto Rico reafirmó el vínculo del artista con su país desde una mirada reflexiva y serena. “Soñando con Puerto Rico” abrió este segmento, seguida por “Bello Amanecer” y “Despierta Borincano”, interpretaciones que despertaron un orgullo tranquilo en la audiencia. La participación de Tito Auger en “Boricua en la Luna” sumó una voz emblemática al escenario, reforzando el carácter colectivo del concierto.
En la recta final, Capó incorporó temas de su propio repertorio como “Divina”, “Ni Tan Novios Ni Tan Amigos” y “Calma”, adaptados al tono general de la noche mediante arreglos más sobrios. Estas canciones se integraron sin dificultad al concepto de Melodías del Recuerdo, permitiendo que el público participara sin romper la dinámica establecida desde el inicio.
El cierre con “Verde Luz” se dio de manera natural, sin anuncios ni artificios. La canción fue recibida con aplausos prolongados y un ambiente de gratitud compartida. Capó agradeció al público y se retiró del escenario con la misma sobriedad que marcó toda la velada.
Pedro Capó | v: @eliaschristie

