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Joaquín Sabina

El pasado viernes, 20 de octubre de 2023, el Coliseo de Puerto Rico se convirtió en el escenario de una velada musical que quedará grabada en la memoria de todos los afortunados que tuvieron el privilegio de asistir. Joaquín Sabina, el legendario cantautor español, hizo su entrada triunfal a las 8:52 p.m. vestido con su inconfundible chaleco de líneas negras y blancas, y un sombrero blanco.

Joaquin Sabina - foto: @dianeris
Joaquin Sabina – foto: @dianeris

Desde el primer acorde de «Cuando era más joven», la voz ronca y apasionada de Sabina rompió el silencio del recinto y nos sumergió en un mar de emociones. Fue en ese instante cuando quedó claro que su voz trasciende lo común, que es mucho más que un instrumento, es una entidad propia capaz de conmover a cualquiera con sus letras profundas y su estilo único.

Joaquin Sabina | @dianeris
Joaquin Sabina | @dianeris

Pero lo que realmente hizo de esta velada una experiencia única fue la conexión personal que Sabina estableció con su público. Antes de interpretar «Sintiéndolo mucho» y «Lo niego todo», el artista dedicó unas palabras cálidas a su audiencia, expresando su alegría de volver a esta «fantástica isla» después de seis años de ausencia. La emoción en el Coliseo era palpable, un sentimiento compartido por cada persona presente.

Joaquin Sabina | @dianeris
Joaquin Sabina | @dianeris

A pesar de que el escenario no albergaba una producción compleja, la simplicidad de la presentación realzó la presencia del artista como un ícono de la música. Sabina, acompañado por una banda de músicos estratégicamente distribuidos a ambos lados del escenario, se sentó en su característica silla alta para interpretar la mayoría de sus canciones, una elección que resalta su autenticidad y la conexión íntima con su audiencia. Además, las proyecciones visuales en el fondo de la tarima complementaron de manera magistral sus letras, añadiendo una dimensión visual a su poesía musical.

Joaquin Sabina | @dianeris
Joaquin Sabina | @dianeris

El repertorio continuó con éxitos como «Mentiras piadosas», «Lágrimas de mármol», «Cuando aprieta el frío» y «Por el bulevar de sueños rotos», con el público entregado coreando con emoción cada una de las canciones preferidas del icónico cantautor.

Sabina demostró su aprecio sincero por sus seguidores boricuas al compartir anécdotas sobre los regalos con los que llenaron su camerino, describiéndolos como conmovedores gestos de cariño. Además, envió saludos especiales, destacando a la talentosa cantautora boricua Kany García.

Joaquin Sabina | @dianeris
Joaquin Sabina | @dianeris

A lo largo del concierto, Sabina compartió el escenario con miembros de su banda en canciones como «Llueve sobre mojado», «Yo quiero ser una chica Almodóvar» y «La canción más hermosa del mundo». Su humildad y humor quedaron evidenciados cuando reconoció, entre risas, que su voz ya no tenía el registro para algunas de sus canciones como antes. Este gesto auténtico le ganó aún más el cariño del público, que lo ovacionó con entusiasmo.

Joaquin Sabina
Joaquin Sabina | @dianeris

El momento culminante de la noche llegó cuando los primeros acordes de «19 días y 500 noches» resonaron en el recinto. El público puertorriqueño se desató en una ola de emoción y se unió a Sabina, cantando el mega éxito de principio a fin. La energía en ese momento era palpable y la conexión entre el artista y su audiencia se hizo más fuerte que nunca.

Joaquin Sabina | @dianeris
Joaquin Sabina | @dianeris

El concierto continuó con éxitos como «Peces de ciudad», «Y sin embargo», «Princesa» y «El caso de la rubia platino», manteniendo las emociones en lo más alto.

Pero la verdadera sorpresa de la noche llegó cuando Sabina salió del escenario solo para regresar a petición del público y ofrecer un medley emocionante de «Noches de boda» y «Y nos dieron las diez». La multitud coreó con fervor, subrayando la relación especial entre el artista y su audiencia.

Joaquin Sabina | @dianeris
Joaquin Sabina | @dianeris

El concierto culminó con «Pastillas para no soñar», una canción que evoca nostalgia y reflexión. Sabina agradeció conmovedoramente a su público puertorriqueño, que respondió con un mar de aplausos y ovaciones al veterano y querido cantautor andaluz.

El concierto de Joaquín Sabina en el Coliseo de Puerto Rico no fue simplemente un evento musical; fue una experiencia emocional y poética que nos recordó el poder transformador de la música en vivo. Sabina nos invitó a su mundo, compartió sus historias y su corazón, y creó una conexión inquebrantable con todos los presentes. Su voz única, sus letras atemporales y su autenticidad innegable convirtieron esta noche en un tesoro musical que permanecerá en nuestros corazones como un recuerdo inolvidable. Sabina, con su eterno encanto, nos hizo sentir parte de su viaje, y por eso, esta noche será recordada como una de las más memorables en la historia de la música en Puerto Rico.

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